lunes, 21 de octubre de 2013

LA VIE D'ADÈLE - CHAPITRE 1 & 2 (BLUE IS THE WARMEST COLOR). El milagro era esto.


En "La Vie d'Adèle - Chapitre 1 & 2 (Blue is the Warmest Color)", Abdellatif Kechiche presenta el fragmento de vida de la protagonista que se extiende desde la proto-adolescencia hasta la plena inmersión adulta de forma fluida, natural y naturalista, prestando especial atención al recorrido sentimental y sexual de Adèle con respecto a Emma (estupenda Léa Seydoux). La narración fluye sin exabruptos, vertebrada en unos primeros planos extremos, extraídos casi con microtomo, haciéndonos cercanos y sinceros partícipes del cuento de amor y dolor de la joven protagonista.
Esa sensación de fisicidad extrema, que apenas se desvanece en ese último plano en el que Kechiche nos da opción y espacio para respirar, acaso suspirar, tiene su causa principal en la hasta ahora desconocida Adèle Exarchopoulos. La joven actriz francesa sobresale por encima de cualquier otra consideración, dotando al personaje de una voluptuosidad emocional y física superlativa: cuando come, cuando ríe, cuando llora, cuando folla. Su interpretación de Adèle, hiperrealista hasta cotas a veces casi angustiosas, es la punta de un iceberg cálido, como la luz que penetra entre los cuerpos de Adele y Emma, como el azul de su título completo. Película-escultura, como las que admiran las dos protagonistas en una de sus primeras citas, rotunda y sin aristas, de una fluidez desbordante, cuya única pega que podemos atrevernos a ponerle es cierta permisividad en su metraje: sus tres horas de duración comprometen la intensidad del relato en ciertos momentos, preferentemente en su último tercio. Aun así, dolorosamente física, ultrajantemente física, maravillosamente física, “La Vie d’Adèle” realmente justifica su merecido hype, y nos deja con la sensación de que, posiblemente, nunca nadie haya rodado algo así antes.

Publicado originalmente en Fantastic Plastic Mag